noviembre 7, 2025

La Profesionalidad No Tiene Género

 

¿Deben los pacientes ser atendidos por auxiliares del mismo sexo? Una reflexión desde la ética y la formación profesional.

En el contexto del ciclo formativo de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), no es raro escuchar entre el alumnado la idea de que, en las tareas de higiene personal como el baño, “las mujeres deben ser bañadas por auxiliares mujeres y los hombres por hombres”. Esta afirmación, aunque puede parecer razonable desde un punto de vista cultural o emocional, merece una reflexión más profunda desde la ética profesional, la igualdad de género y los derechos de los pacientes.

 

Esta opinión suele estar basada en dos factores principales:

  1. El pudor del paciente o del propio profesional: Algunas personas , tanto pacientes como auxiliares, pueden sentirse incómodas ante la intimidad que implica el aseo personal, especialmente si hay una diferencia de género.
  2. Normas culturales o religiosas: En algunos entornos, hay creencias o normas que dictan que la exposición del cuerpo debe limitarse estrictamente a personas del mismo sexo,  especialmente en situaciones íntimas.

Si bien estas razones pueden parecer comprensibles, es necesario analizarlas con una mirada profesional.

La atención profesional está por encima del género

El cuidado que brinda un TCAE no es un acto personal, sino profesional. No se trata de un vínculo íntimo entre dos personas, sino de una atención basada en principios como la dignidad, la empatía, la confidencialidad y el respeto.

El género del profesional no debería condicionar la calidad ni la ética del cuidado que se brinda. Asumir que solo una mujer puede cuidar a otra mujer, o un hombre a otro hombre, refuerza estereotipos y limita la visión integral del cuidado.

 

¿Y si el paciente lo solicita?

Es cierto que los pacientes tienen derecho a expresar sus preferencias. Si una persona, por razones personales, culturales o religiosas, pide ser atendida por alguien de su mismo sexo, debe ser escuchada y, en la medida de lo posible, respetada. Pero esto no significa que deba convertirse en una norma generalizada ni mucho menos en una obligación para el profesional o la institución.

Además, en muchos servicios de salud no siempre hay personal disponible del mismo sexo, y retrasar la atención por este motivo puede perjudicar la salud o la dignidad del paciente.

 

Implicaciones éticas y educativas

Cuando el alumnado de TCAE sostiene firmemente esta idea, es necesario abordar el tema desde la formación ética y la reflexión crítica. Como futuros profesionales, deben aprender a manejar sus propios prejuicios, incomodidades o ideas preconcebidas, entendiendo que el eje del cuidado no es su opinión personal, sino el bienestar integral del paciente.

También es importante fomentar la educación afectivo-sexual y emocional, para que el alumnado pueda entender la desnudez y el cuerpo desde una perspectiva no sexualizada, respetuosa y humana.

 

Conclusión

La idea de que hombres cuiden a hombres y mujeres a mujeres puede parecer una forma de respeto, pero también puede esconder prejuicios, miedos o una visión limitada del cuidado. La formación de los TCAE debe ir más allá de la técnica: debe preparar a profesionales éticos, empáticos y con una comprensión amplia de lo que significa cuidar a otro ser humano.

El respeto verdadero no está en separar por género, sino en garantizar un cuidado digno, profesional y libre de discriminaciones.

 

Yamila Chiri Ballesteros

Inmaculada Ruiz-Cabello Jiménez

(Coordinadoras del Departamento de Igualdad)